Ya no queda margen de error para los “conductores suicidas” del Centenario. Todos están bajo sospecha y acusados de apagar el “fuego con nafta”. Llegaron para calmar las aguas y en tan sólo cuatro meses generaron un tsunami de palabras dislocadas y actitudes agresivas entre ellos mismos. Indigno por dónde se lo mire y más tratándose de una de las más grandes instituciones del interior del país, manejado como si fuera el club de bochas de la cuadra del barrio. Esta Comisión fue una precaria alianza o frente electoralista sin ninguna coincidencia programática. Para ser más claros, fue un amontonamiento de nombres sólo entendible en la desesperación de ganar una elección a cualquier precio. Estas son las consecuencias.
El ‘mundo Colón’ no perdonará más deslices ni indulta deslealtades de sus representantes. El clima de inestabilidad en el que vive sumido desde hace un tiempo a esta parte está dañando otra vez la autoestima. El hincha juzgará una vez más cada acto con el inclemente martillo del blanco o negro. Sin grises… porque los grises están reservados para pasiones menos candorosas que las que despierta siempre Colón. Sépanlo muchachos porque están abusando de tanta generosidad. Desde hace un par de años que en el Barrio Centenario hay límites implícitos, no los superen con tanta liviandad porque se pueden equivocar.
Noto como alucinados actores representando a los dos sectores de una CD que recién superó los 100 días de liderazgo, están dispuestos a inmolarse con el afán de perdurar en un lugar que a varios les queda grande. Depongan sus actitudes personalistas Señores y piensen en Colón. La gente se cansó también de muchos de ustedes, y lo curioso, es que pareciera no importarles. La sensación generalizada es que se está mal y que –dadas las condiciones imperantes de todo tipo– seguirán empeorando. Y da pena, da lástima y da bronca. En ese orden. Sin grandeza en la propuesta y en el discurso, con decadentes peleas de almacén, es muy difícil lograr la grandeza que el club reclama por historia y por su exagerada convocatoria.
Basta de culpar al otro por los males que supieron cosechar en un puñado de días. El que no esté apto para capear el temporal que no se exponga. Dirigentes, encuentren soluciones como prometieron o váyanse siendo responsables de uno de los mayores papelones de la historia de la entidad. El margen de error se les achicó a la mínima expresión. Hay un pueblo que está harto de estar harto. Y tienen razón con enojarse. Es tan ruin y tan injusto ver como se sacan los ojos, que ya no se aceptan más excusas. Todas quedaron enterradas en actos pequeños, en actitudes egoístas, en ventilar los trapitos al sol sin los cuidados que exige, demanda, reclama y merece un club, que parece haberle quedado muy grande a muchos de los actuales dirigentes. ¡Colón merece más respeto!