El particular tatuaje del flamante nuevo refuerzo sabalero
El chileno Mauricio Pinilla, de 34 años, es presentado este domingo en Sauce Viejo como nuevo delantero rojinegro, tiene una historia muy peculiar
Con la salida de Diego Vera a Tigre, Colón quedó solo Javier Correa como punta de referencia. En este sentido el entrenador, Eduardo Domínguez, resaltó que era momento de apostar por los chicos del club y por eso todo indicaba que Nicolás Leguizamón y Tomás Sandoval iban a recuperar terreno en la consideración, pero las lesiones pospusieron esa óptica.
Si bien es cierto que éste último ya está recuperado, sus apenas 19 años todavía no le permitirían ser el nueve titular, mucho más sabiendo que Correa no estaría en el duelo de ida de la Copa Sudamericana ante San Pablo de Brasil. Ante este panorama, los dirigentes encabezados por el presidente, José Vignatti fueron a fondo en la búsqueda de un atacante más de jerarquía y apostaron por la trayectoria de un chileno: Mauricio Pinilla.
A los 34 años, el artillero que estaba en Universidad de Chile se vio seducido por la propuesta que le hizo el titular sabalero y, después de pensarlo abiertamente, optó por aceptar este desafío. Es así como, después de despedirse de sus compañeros, partió con destino a Santa Fe, donde era presentado este domingo por la tarde en el Aeropuerto de Sauce Viejo.
Amén de sus condiciones deportivas, ya que cuenta con importantes pergaminos, trae consigo una historia muy particular. En el Mundial de 2014, que paradójicamente tuvo una gran actuación de Chile bajo el comando de Jorge Sampaoli, Pinilla estuvo muy cerca de sacudir el mapa futbolístico. Los titulares en ese equipo eran Eduardo Vargas y Alexis Sánchez, pero el único nueve de oficio era él y le tocó ingresar en el choque de octavos de final ante el dueño de casa: Brasil.
Fueron más de 90' de puro dramatismo y con resultado abierto, pero cuando no quedaba casi nada para que expirara el tiempo suplementario, tuvo en sus pies el gran golpe de dicha cita: sacudió el travesaño con un tremendo derechazo, en lo hubiese sido un triunfazo histórico.
Después todo se definió a penales y el destino le terminó dando la derecha al Scractch. Amén de la tristeza lógica por quedar en el camino de esa manera, Pinilla lo tomó con otra sensación y quiso inmortalizar ese momento tatuándose en la espalda dicha acción. No pasó mucho tiempo para que eso se hiciera noticia.
Este jugador, de impensadas ocurrencias, es quien trae sus goles a Colón. ¿Será capaz de hacer algo trascendental con esta camiseta para marcarlo a fuego? Solo habrá que sentarse a esperar...