¿Argentina es candidata a ganar la Copa del Mundo?
Nuestra Selección se encuentra en la recta final rumbo al Mundial de Rusia. Solo la separa del debut un par de semanas de trabajo y un amistoso. ¿Hay motivos reales para ilusionarnos o solo nuestra ilusión nos acerca al sueño?
Es difícil separar los pensamientos de los sentimientos y los deseos. Pasa en cualquier espacio de nuestra vida, pasa en cualquier rincón, por recóndito que sea, donde habite la pasión. Ese el gran obstáculo para intentar ser neutral y razonable en el análisis.
Solemos jactarnos, como contexto necesario para verter una opinión, de que la objetividad es la guardiana de nuestra honestidad. Aunque sea complejo definir el concepto de honestidad -en términos futboleros- y aunque resulte mucho más difícil aun ejercer la imparcialidad absoluta.
Somos seres pensantes y como tales, tenemos una manera de percibir la realidad y de la cual es imposible abstraerte totalitariamente para expresarnos. De allí que la objetividad se pueda definir de mejor modo como la capacidad para disminuir la subjetividad a su más diminuta expresión.
Por otra parte no resulta sencillo aceptar una realidad negativa por temor a transmitir sensaciones pesimistas o a mostrarnos derrotados amén de que decirlo no signifique sentirlo. De allí nace la dificultad para asumir la realidad, porque al no depender de nosotros su cambio pareciera que no podemos mencionarla.
¿Argentina es candidata a ganar la Copa del Mundo, o no? Esa es la pregunta que cuesta responder por lo antes descripto.
Esquivar la respuesta es como no animarse a patear un penal. Responder es pararse frente al arquero con la pelota, los doce pasos y el silbato como únicas distancias entre el acierto y el error. Sabiendo que miles de miradas solo atienden a esa circunstancia.
Pero escapar, huir, no será jamás un atributo. Opinar no implica sentenciar sino más bien aportar al debate.
A poco del inicio de la Copa en Rusia hay diversas perspectivas.
Desde la historia y el peso específico de los colores, nuestro seleccionado tiene serias chances de arrimarse a la resolución. Porque desde España `82 hasta la fecha –nueve mundiales- solo se han sumado dos nuevos campeones y porque en las instancias finales rara vez las sorpresas se reafirman como tales.
Desde la actualidad futbolística como unidad, las sensaciones no son demasiado positivas. Porque después de capear las desavenencias institucionales acariciando títulos, finalmente el desorden externo se trasladó al campo de juego y la clasificación terminó llenándose de suspenso.
Desde el plano emocional quizá nazca la mayor desconfianza. No es fácil para el ser humano enfrentar malas experiencias una vez más desprendiéndose de la carga emotiva de las anteriores oportunidades. Pero aquí, la esperanza se nutre de la madurez y la rebeldía argenta para hacer frente a sus mayores fantasmas.
Desde las realidades individuales hay motivos para creer. Principalmente porque varios han tenido rendimientos altísimos la temporada que ha culminado en sus clubes y porque hay un dato no menor. La mayoría juega en sus clubes con esquemas idénticos a los que propone Sampaoli y eso puede acortar tiempos. Sobre todo, es evidente esta cuestión en el caso de los jugadores del bloque ofensivo cuya impronta será crucial para animarse cuando asomen responsabilidades.
Desde la mirada del afuera somos mucho más candidatos que desde la observación que hacemos desde suelo argento. Porque en Europa estos futbolistas son admirados y respetados, incluso por los propios rivales y porque allí han construido jerarquía y prestigio.
Y para cerrar, no se puede obviar un detalle. Tan enorme como la ilusión que crece a la par de sus gambetas, esas que rompen las leyes de la lógica e invitan a que la razón deje paso a la pasión: tenemos al mejor del mundo.
¿Argentina es candidata a ganar la Copa del Mundo, o no? Esa es la pregunta que cuesta responder, aun después de todo lo descripto.