Déjà vu o deja vu, es un término francés que significa “ya visto”. El concepto describe la sensación que experimenta una persona al pensar que ya ha vivido con anterioridad un hecho. Está claro que el hincha Tatengue habrá sentido encarne propia que el inicio del partido ante Defensa fue "volver al pasado". Todo muy parecido a tantos otros que se dieron a lo largo del 2015 (River, Aldosivi, Rafaela, hasta aquel histórico triunfo ante Boca); cuando iniciaba los encuentros con muchas dudas y terminaba con algunas certezas, regalando un tiempo para tener que remontarlo cargado de presiones.
Y así puso primera en Florencio Varela. Arrancó mal Unión. Muy superado en todas las líneas y con una alarmante falta de entrega para disimular con actitud, la ausencia de respuestas futbolísticas. A los 30 minutos de la etapa inicial perdía 2 a 0, por los goles de Nicolás Stefanelli y Agustín Bouzat… y de no ser por un par de intervenciones formidables de Nereo, la diferencia no sólo pudo ser mayor… mereció ser más amplia. Era una tarde negra para los de la Avenida, por el juego y por el temporal que se abatía en el sur del gran Buenos Aires.
Para colmo de males, el elenco santafesino salió a jugar el complemento y cuando no se cumplía el minuto, García Guerreño le dejó servido el tercero al local, aunque este ya parecía conforme con lo realizado en los primeros 45 minutos y se disponía a relajarse pensando que la situación estaba bajo control. Y mientras se fue conformando el Halcón, se fue animando la visita, no sin antes apostar por los ingresos de Soldano y Rolle que le cambiaron la cara al equipo.
La confianza hace milagros sobre la determinación, y el ímpetu sobre el físico y la táctica. Y en este estado está la ganancia de los rojiblancos. A los 10´ST Malcorra descontó de penal y cambió con su gol, el trámite del duelo. Se refugió el conjunto de Holan en su área y arremetió con furia la visita, a la que no le sobraron ideas pero sí ganas.
Soldano tuvo el empate con una perfecta definición, pero estaba adelantado, y demoró en darse lo que tanto costó buscó... pero al final llegó el premio al sacrificio (no más que eso). Con el tiempo cumplido y el corazón en la mano, a los 45´ del ST entró un buscapié en el área visitante y Riaño se sacó de encima toda la “mufa” sentenciando el 2-2 definitivo.
Una vez más, como en varios pasajes del 2015, la prueba de carácter con la que el Tate revirtió la historia en el complemento, luego de una pésima etapa inicial, fue su mejor respuesta. El equipo de Madelón supo lamerse sus heridas y reconstruirse para “salvar la ropa”, para arañar un punto, ese que estaba tan lejos del alcance cuando Defensa y Justicia prometía un festín.
Unión deberá dar mucho más juego y no solo combate de trincheras. Se lo espera... esto recién comienza. Nada ni nadie se cocina en el primer hervor… y mucho menos las ilusiones de la gente.